miércoles, 26 de marzo de 2014

TRUE DETECTIVE: LA SERIE

(HBO, Nic Pizzolatto, 2014)

Deslumbrante, inquietante, impresionante, fascinante, apabullante y un largo etcétera de adjetivos pueden definir esta nueva serie HBO, siempre sinónimo de calidad y que, sin duda, ha marcado el calendario serial de este 2014. No en vano, cualquier curioso encontrará un sinfín de textos sobre la serie en la red, desde implicaciones filosóficas a curiosidades sobre la misma.

¿Por dónde empezar? Quizá lo más llamativo son las interpretaciones de los principales actores Matthew McConaughey y Woody Harrelson. El contraste con algunos de los trabajos por los que recuerdo a estos actores en el pasado es evidente, sobre todo comedia romántica y comedia, respectivamente.

Es cierto que el nivel de los actores de las series que podemos considerar de calidad es incuestionable, probad si no a ver algún capítulo de The Good Wife, por ejemplo, e intentad pillarlos en un renuncio, en algún momento en el que no os podáis creer lo que está pasando, difícil ¿verdad?. Y ahora pensemos (no es por criticar, lo juro por Snoopy) en alguna película española. El otro día vi Grupo 7, historia medio original bien llevada, pero por favor Mario Casas, menos gimnasio y más logopeda, no se te entiende nada, aunque esto, claro, puede ser cosa del sonido de la cinta, en fin, volvamos a True Detective, que mola mucho más.

Las series son narraciones, como los libros, en donde se alterna el lenguaje fílmico con el verbal, hasta ahí bien. Una narración puede estar muy bien, me gustan las series que me cuentan una historia, ahora bien, si encima me cuentan una y muchas relacionadas, es que me emociono.

En True Detective hay una narración en tres niveles. A través de la excusa del interrogatorio de los dos detectives principales -nuestros protagonistas Rust Cohle (el triste) y Martin Hart (el pichabrava)- conocemos la investigación que da pie a la historia. En realidad no hay nada nuevo bajo el sol, ya que se trata de la habitual trama repetida hasta la saciedad del asesinato de una joven. Sin embargo, a medida que sabemos algo más, porque lo cuentan y lo vemos, la investigación pierde importancia en pro de los protagonistas. De esta forma, la investigación parece una mera excusa para conocer el pasado y el presente de los personajes y del lugar en el que se desarrolla la trama. Todo ello, desde el punto de vista narrativo, técnico y estético, llevado a las mil maravillas.

Hay otros muchos personajes, incluso el espacio (Lousiana) es un personaje más de esta obra coral que vibra por momentos: amantes (la bellísima Alexandra Daddario), los compañeros policías, los diversos personajes parece que sacados de una película de terror, las familias, presentes o desaparecidas de los personajes, los conspiradores, el asesino.

Una obra maestra, en resumidas cuentas.



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