viernes, 29 de enero de 2016

CARME RIERA PREMIO NACIONAL DE LAS LETRAS 2015

noticia de El Mundo: http://www.elmundo.es/cultura/2015/11/03/56389b4e268e3e72598b459b.html



La escritora mallorquina Carme Riera. 
La autora mallorquina ha escrito casi toda su obra de ficción en catalán.


La mallorquina Carme Riera, escritora bilingüe que ha publicado casi toda si obra de ficción en catalán, ha ganado el Premio Nacional de las Letras que concede el Ministerio de Educación y Cultura.
La paradoja es que la carrera de Riera despegó con un ensayo escrito en español.La Escuela de Barcelona: Barral, Gil de Biedma, Goytisolo: el núcleo poético de la generación de los cincuenta (1988) fue el primer gran libro sobre un momento y un lugar que, con los años, se convertiría en leyenda dentro de la literatura española. Los estudios sobre Goytisolo, Carlos Barral y Jaime Gil de Biedma que siguieron fundaron el prestigio intelectual de Riera.
Por esa misma época, la escritora mallorquina publicaba Una primavera para Domenico Guarini, su primera novela. Entonces, Riera decía que su reto era escribir novelas con la voz propia de una mujer que no trataran a las mujeres como idiotas. Era la época en la que Ana María Matute tenía su carrera en pausa y Carmen Laforet ya había hecho mutis. La literatura de mujeres era una anécdota.
También era la época de la novela histórica: em>Una primavera para Domenico Guarini hablaba de Florencia en el Renacimiento.

martes, 26 de enero de 2016

EDITORIALES PIRATA Y LA ILUSIÓN POR PUBLICAR, PABLO LORENTE EN ZERO GRADOS

Una colaboración en la revista Zero Grados sobre publicar libros, el funcionamiento de algunas editoriales y otros misterios de los libros: http://www.zgrados.com/editoriales-pirata/


Las editoriales “pirata” y la ilusión por publicar


Pablo Lorente Muñoz//
El otro día le pedí a un amigo literato que presentara mi sexta obra, un libro de relatos, en el pueblo donde resido. Aceptó encantado; acto seguido me preguntó sutilmente si yo había pagado a la editorial para que me publicara la obra. La pregunta no me extrañó demasiado, meses antes yo mismo la había formulado a la editorial que se había interesado en mi libro de forma mucho más abrupta. Días después, esa pregunta me lleva a escribir estas líneas, en las que trataré de explicar al respetable, grosso modo, cómo funciona para los escritores el mercado del libro y qué significados puede tener la autoedición, tanto para autores como para lectores.
Situación del libro en España
En nuestro país, y según el informe El sector del libro en España se publican unos 67 000 títulos al año. En esta abultada cifra se incluyen diversos géneros como los libros de texto, manuales de muy diverso tipo y un largo etcétera, aunque debemos tener en cuenta que cada día se dan de alta la cifra de 250 nuevos títulos, 55 de los cuales son digitales.
Escribir un libro es una ardua tarea que mucha gente acomete por diversos motivos. Probablemente, exorcizar historias, sacarlas de uno mismo, pueda ser el principal motivo, al menos es el mío. No descarto otras como el prurito intelectual o, simplemente, demostrar que se puede hacer.
Puede haber otras muchas razones, como ganar dinero, fama o prestigio; razones que, aunque desde mi punto de vista son equivocadas, pueden ser posibles y realizables. De la misma manera que muchos adolescentes quieren ser futbolistas (millonarios) de Primera División, muchos escritores querrán ser figuras culturales de primer nivel y, se supone, retribuidas como tal. Sin embargo, bien sabemos que muy pocos alcanzan ese estatus.
También los escritores o aspirantes a ello deberían tenerlo claro. Por muy penoso que suene, lo que debemos dar por hecho como punto de partida es que vamos a vender muy pocos libros y que no vamos a ganar un duro con nuestro duro trabajo -eso sin tener en cuenta el problema que supone la piratería-.
Tras escribir el libro viene la segunda parte y, quizá, la más exasperante: verlo publicado. En una pequeña proporción de los casos, el mundo funciona como se supone, esto es, nuestro libro llega a una editorial —recuerdo que es una empresa—, un lector profesional lo lee, emite un informe positivo, al editor le gusta y, finalmente, la obra se publica y comienza a tomar vida en el mercado. También se puede tener la fortuna de ganar un premio literario -quiero pensar que hay alguno que no esté amañado- o que un agente editorial vea nuestra obra, crea en lo que hacemos y luego nos ayude a conseguir lo antes comentado. Sin embargo, como bien sabemos, esto no suele ser así.
Lo más probable es que mandemos nuestra obra a un concurso literario —en muchas ocasiones gastando dinero en fotocopias y sellos— y no pase nada. Al tiempo, mandaremos la novela a varias editoriales, esperaremos unos meses, y no pasará nada. Transcurridos unos meses en los que apenas nos acordaremos de lo escrito y habremos asumido que no tenía tanta valía como pensábamos, por alguna razón, retomaremos la tarea de dar a conocer nuestra obra. En este punto encontraremos varias opciones. Veamos.
La autoedición honesta
Desde hace tiempo hay empresas claramente identificables que se dedican a convertir nuestro archivo digital en un montón de hojas impresas organizadas, esto es, en un libro. Me refiero a compañías como Lulu, Bubok, Círculo Rojo, Amazon incluso (cada una de ellas tiene su idiosincrasia, no voy a entrar en esta ocasión en ello) y otras muchas empresas que ofrecen servicios bien definidos, claros y eficaces.
Por ejemplo, queremos ver impresas las memorias de nuestro abuelo. Manos a la obra: las escribimos, organizamos, seguimos los pasos que indica la página web en cuestión, pagamos según nuestras peticiones y, tras un proceso claro y ordenado, obtendremos los ejemplares que deseemos —muchas de estas páginas imprimen bajo demanda, esto es, según la gente va solicitando ejemplares, por lo que no existe el riesgo de realizar una tirada, con los gastos que ello supone—.
En realidad, estas empresas no hacen algo demasiado diferente a la labor que tradicionalmente han desarrollado las imprentas. Sin embargo, conceptos como la especialización, que los libros formen parte de un catálogo editorial —parece formar parte del imaginario colectivo de los lectores como algo prestigioso— y la facilidad de publicar ya mencionada han hecho que esta fórmula sea muy popular; por ejemplo, solo en Bubok podemos encontrar la fabulosa cifra de más de 26 000 libros en papel.
Personalmente, no tengo ningún inconveniente en que la gente utilice los servicios de estas empresas, pero en sentido estricto no son una editorial. Una editorial, en un sentido un tanto idealista del término, es una empresa que vende un producto cultural. Como empresa que es, el consumidor espera de ella que el producto que saca al mercado posea unos ciertos valores, verbigracia, que sea bueno, fiable, duradero, de calidad, etc.
Estos términos puramente mercantiles se pueden traducir al mundo del libro en elementos como la calidad literaria de un texto, la originalidad, su corrección gramatical o estilística, la calidad de maquetación e impresión, lo estético de la portada, etc. Así que, si finalmente se obvian estos elementos y, ante todo, no hay un filtro “artístico” o estético por parte de una editorial que apueste de verdad por la calidad de su producto (luego nos podrá gustar o no, eso es otra cosa), ¿cómo puede tener el lector la certeza de que está ante un producto de calidad?
Como muestra un botón, dentro de los baremos de la ANECA (Agencia Nacional de la Evaluación de la Calidad y Acreditación) para profesores universitarios, las publicaciones de libros se puntúan hasta con 7 puntos, las de artículos en revistas científicas (tienen especialistas que revisan, normalmente por pares y “a ciegas”, dado que estas publicaciones se miden objetivamente en términos de prestigio y calidad) pueden sumar 35 puntos.
Es solo una opinión, no descarto que haya obras maestras entre los miles de libros autoeditados, pero tengo mis dudas. De todas maneras, el desastre puede aún ser mayor.
El desastre
La segunda vía que podrá encontrar, acaso accidentalmente el escritor, es dirigirse a editoriales pensando que son editoriales “de verdad”, según lo antes expuesto. Sin embargo, la cosa puede resultar un tanto peregrina y al final, tras tanto trabajo e ilusión, después de haber mandado varios correos electrónicos a editoriales que nos suenan o que nos han recomendado, resulta que la editorial en cuestión, contacta en un tiempo récord con el escritor y acepta la publicación.Si tenemos en cuenta que una editorial puede recibir sin problema 1.000 libros al año para su valoración, la premura debe hacernos sospechar: no somos tan buenos.
Inmediatamente te citan en Madrid —me ocurrió tal cual con una editorial— para firmar y, ya en el cuarto o quinto correo electrónico te dicen que la única obligación del autor será comprar 200 ejemplares del libro a un precio módico, total, 2 000 euros: “La mayoría de las editoriales necesitan una seguridad de parte del autor para poder funcionar. Nosotros lo que proponemos es la compra de un número de ejemplares de parte del autor para tener asegurada una venta del libro. Le hacemos al autor un 30% de descuento de los 200 ejemplares del libro que tiene que comprar el autor” (Este fragmento es un ejemplo que llegó a mi correo electrónico).
Otras “editoriales” te lo dicen abiertamente en el primer contacto, el precio suele rondar la cifra antes mencionada: “No obstante, le adelantamos que debido a la situación actual de la edición difícilmente se lo podremos publicar sin una subvención o ayuda mediante la compra de ejemplares”, otro ejemplo de otra editorial.
Este tipo de prácticas, en mi opinión poco responsables (editoriales “pirata” las llaman), atentan contra lo que debería ser una editorial y, sobre todo, contra el sentido común, que es el menos común de los sentidos, ya se sabe. La editorial, en estos casos, lo tiene fácil. Cobra por hacer un producto sin asumir ningún riesgo, ya que el dinero pagado por el autor cubre los gastos y deja beneficios; después, con suerte, todavía ganará algo de dinero con los pocos libros que se vendan en las presentaciones. Porque al final, la amarga realidad es que se venden muy pocos libros.
No existe un listado fiable de editoriales que realicen estas prácticas de forma declarada. Sin duda yo podría nombrar algunas, aunque sería una cifra irrelevante para el conjunto de editoriales de nuestro país (más de 3.000). Como todo es susceptible de empeorar, además de no existir ese listado al que me refería, hay una práctica que todavía enrarece más el mercado editorial: hay editoriales que cobran a unos autores y a otros no, dependiendo de factores que no puedo ni aventurar.
Teniendo en cuenta todos estos datos, la primera conclusión es obvia y de Perogrullo: hay que comprar libros. Y luego, a poder ser, leerlos.
Algo menos evidente es que, a tenor de lo visto, el autor debería actuar de forma responsable —allá cada cual con su patrimonio de todas formas—. No tengo, como decía, ningún inconveniente en que llevemos nuestra obra a una imprenta o empresa similar y nos imprimamos unos cuantos ejemplares para la familia y los amigos, me parece estupendo. Sin embargo, otra cosa bien distinta es hacer creer al “mundo literario” (incluyo a lectores, críticos, familia y amigos, también, por qué no) que la “editorial” X nos ha publicado una obra porque no será así, en realidad, nos la habremos publicado nosotros. ¿Merece la pena incluir nuestro libro en el catálogo de una editorial pagando por una tirada de libros en papel cuando existen otras muchas fórmulas? ¿No ha sido bastante trabajo ya escribirlo como para encima tener que sufragarlo?
Yo diría que no se debería hacer porque, en caso contrario, el que pasa a tener un problema es el lector, quien no puede saber si el libro que tiene delante ha pasado los suficientes filtros que avalen su calidad, o si ha bastado con que al autor haya pagado su buen dinero. En fin, como dicen en mi pueblo: “con perricas, chufletes”.

lunes, 25 de enero de 2016

LO MEJOR DE LA NARRATIVA ESPAÑOLA 2015, ABC

Los mejores libros del 2015 para ABC: http://www.abc.es/cultura/libros/abci-mejor-narrativa-espanola-2015-201512221944_noticia.html


Cultura - Libros

Lo mejor de la narrativa española en 2015

Aficionado o no a las listas, todo buen lector que se precie deberá prestar atención a los nombres que marcaron, en nuestra humilde opinión, la literatura (patria) este año: Juan Manuel de Prada, Marta Sanz, Jordi Nopca, Sara Mesa, Juan Tallón, Gabriela Ybarra, Mauricio Wiesenthal, Carlos Barral...
  • Compartir
  • Compartido 107 veces


«El castillo de diamante», de Juan Manuel de Prada (Espasa)

Teresa de Cepeda y Ana de Mendoza, princesa de Éboli, dos mujeres enfrentadas bajo el reinado de Felipe II. La princesa del parche en el ojo requerirá a la santa andariega para que funde bajo su mecenazgo el convento de Pastrana. La experiencia acabará mal. Dos caracteres enfrentados: Pastrana será el único convento clausurado en la exitosa reforma teresiana. Con un castellano que respira el siglo XVI desde el siglo XXI, Juan Manuel de Prada deshace estereotipos. De la Santa Teresamilagrera a la mujer con dotes de mando, capaz por igual de patearse la geografía española como de describir una depresión gracias a sus dotes de escritora. De la Ana de Mendoza casquivana a la aristócrata que no es capaz de renunciar a sus privilegios. Del Felipe II ultrareligioso al monarca que cuestiona el poder temporal del Papa.

«Rainer Maria Rilke (El vidente y lo oculto)», de Mauricio Wiesenthal (Acantilado)

Advertencia del autor: no esperen encontrar en esta biografía al Rilkeromántico y angélico que pasó por España en la época más atormentada de su vida. Ya sin prejuicios, reaparece el Rilke antimoderno: «Se pasea como un cisne egoísta por la literatura, dejando una estela bellísima de ondas sonoras y, a veces, un palmeteo insoportable…», escribe Mauricio Wiesenthal. El protegido de Marina Tsvietáieva y Lou Salomé concitó la animadversión de Bertolt Brecht, Gertrude Stein o Ezra Pound. A partir de sus obras, cartas y documentos inéditos, Wiesenthal despoja del mito al autor de las «Elegías de Duino». Un retrato, también, de la Europa que dejó de ser aristocrática para afrontar la rebelión de masas. Como el «Libro de Réquiems» o «El esnobismo de las golondrinas», una obra de arte mayor.

«Memorias», de Carlos Barral (Lumen)

Carlos Barral (1928-1989) pasó a la crónica editorial española como propulsor del «boom» latinoamericano desde Seix Barral e impulsor del premio Biblioteca Breve que reveló al Vargas Llosa de «La ciudad y los perros». Menos conocida es su faceta de poeta y memorialista. En el cuarenta aniversario de «Años de penitencia» (1975), primera entrega de unas memorias que continuaría con «Los años sin excusa» (1978) y «Cuando las horas veloces» (1988), el editor Andreu Jaume reúne en un solo volumen esa trilogía que abarca desde la juventud del autor en los años de posguerra a su prematura jubilación en los ochenta. Su modelo editorial, subraya Jaume, «haría más fácil el camino de Esther Tusquets al frente de Lumen o Jorge Herralde en Anagrama e inspiró también el trabajo de los editores nacidos con la democracia».

«La conspiración de los mediocres», de Ernesto Mallo (Siruela)

«Hay días en que el borde de la cama es un abismo de quinientos metros.» Así empezaba «Crimen en el barrio del Once», el primer caso del inspector Lascano, personaje de Ernesto Mallo (La Plata, 1948) que siguió investigando en «El policía descalzo de la plaza San Martín» y «Los hombres te han hecho mal». Ahora, en «La conspiración de los mediocres», retrocede en el tiempo; concretamente, hasta los años de plomo de la Triple A, en los que «hay olor a masacre, a gritos sofocados, a niños muertos». Buenos Aires está a merced de los perros rabiosos que patrullan de noche y dejan las calles húmedas de sangre. En medio de ajustes de cuentas, asesinatos y desapariciones políticas, «Perro» Lascano va a vivir una historia de amor. La única. Nos la cuenta Mallo en un libro de altísima calidad literaria donde cada palabra es la palabra justa. Más que una novela, el filo de un cuchillo.

«Cicatriz», de Sara Mesa (Anagrama)

Pocos libros, en los últimos años, han logrado describir la intensidad de una relación de amor fou como «Cicatriz» (Anagrama), la última novela de Sara Mesa. Dispuesta a dejarse llevar y perder la cabeza (como en el amor más loco) por el lector, Mesa se adentra en las obsesiones de Knut y Sara, la pareja protagonista, desgranando, en realidad, las debilidades de todos cuando el amor se confunde con la locura (o viceversa).

«Fin de poema», de Juan Tallón (Alrevés)

Juan Tallón (Villardevós, 1975) llegó a Anne Sexton (1928-1974), Alejandra Pizarnik (1936-1972), Cesare Pavese (1908-1950) y Gabriel Ferrater (1922-1972) por la trascendencia de su obra, pero también por la fatalidad de su vida, terminada por su propia voluntad. Eso hizo que el escritor gallego decidiera convertirlos en protagonistas de «Fin de poema» (Alrevés), su última novela. Con un tono que nada tiene que envidiar al de la poesía que tanto admira, Tallón describe, sin caer en la tragedia fácil ni el verso bobo, las últimas horas de los cuatro autores suicidas. Desde escenas corrientes, centrado en detalles aparentemente banales, porque la muerte, por anunciada, ya formaba parte de su vida (y la de todos).

«El comensal», de Gabriela Ybarra (Caballo de Troya)

No es fácil hablar de la muerte y mucho menos escribir sobre ella. Si a la ecuación editorial le añadimos la palabra ETA se vuelve una tarea de la que es difícil salir airoso. Sin embargo, Gabriela Ybarra lo consigue, con creces, en «El comensal» (Caballo de Troya), su primera novela, con la que irrumpió en el panorama narrativo allá por el mes de septiembre y que no ha dejado de recibir elogios desde entonces. El asesinato de su abuelo a manos de la banda terrorista y el fallecimiento de su madre víctima de uncáncer son abordados por Ybarra con tanta entereza literaria que asusta. Volverán a oír hablar de ella, no lo duden.

«Farándula», de Marta Sanz (Anagrama)

Se llevó el Premio Herralde de Novela pero, a estas alturas, la valía de Marta Sanz como narradora no necesita de premios ni mucho menos de palmaditas en la espalda: basta con sumergirse en las páginas de «Farándula» para encontrarse con una voz crítica, incómoda e insobornable, un espejo orientado hacia esos rincones oscuros que la sociedad prefiere mantener en penumbra y que ella coloca bajo los focos de una esperpéntica farsa. Con los actores y sus circunstancias como campo de juego y un manejo asombroso del lenguaje, Sanz reflexiona sobre lo que se enseña (y, sobre todo, lo que se esconde) y pasa revista a los tropiezos y cuitas de un grupo de actores que lo mismo sirven para abordar la razón de ser de la creación artística que para desmenuzar la condición humana.

«Puja a casa», de Jordi Nopca (L'Altra Editorial)

La madre de todas las crisis, esa en la que confluyen lo social, lo generacional y, claro, lo económico, es el desolado paisaje en el que Jordi Nopca cocina la docena de cuentos de «Puja a casa» (“Venta a casa” en su traducción al castellano), sardónico retablo de austeridades emocionales y absurdos cotidianos. Así, en su segunda venida literaria después de debutar con la novela «El talent», el periodista barcelonés pasa revista al desencanto de una generación con tantas carencias afectivas como económicas y recoge el testigo de grandes cuentistas catalanes como Sergi Pàmies y Quim Monzó. Con esta colección de relatos, Nopca se alzó vencedor de la última edición del Premio Documenta.

«Pronto será de noche», de Jesús Cañadas (Valdemar)

Si de lo que hablamos es de literatura de género y de manejarse con los códigos del terror literario con pasmosa facilidad, no hay duda de que Jesús Cañadas es uno de los autores que más y mejor mal rollo han sabido trasladar al papel impreso en los últimos años. Ya avisó con lalovecraftiana «Los nombres muertos», pero «Pronto será de noche»,algo así como un espeluznante y atroz atasco de coches que huyen de no se sabe muy bien qué, afina aún más jugando la baza del thriller apocalíptico. Así, a base de frases afiladas y cortantes y una atmósfera en la que se cruzan los paisajes desérticos y polvorientos, los churretones de sangre y los ambientes densos y claustrofóbicos, el gaditano ha entregado un libro para morirse de miedo. De miedo y, claro, también de gusto.

viernes, 22 de enero de 2016

MEJORES SERIES DEL AÑO PARA EL PAIS

Estupenda guía de Natalia Marcos, El País: http://blogs.elpais.com/quinta-temporada/2015/12/mejores-series-2015.html

Las mejores series de 2015

Por:  23 de diciembre de 2015
Theleftovers
Las listas de lo mejor del año es una tradición a la que en Quinta Temporada no nos gusta faltar. El año 2015 ha sido otro gran año de series, con excelentes regresos, grandes estrenos, despedidas por todo lo alto, miniseries sobresalientes y, sobre todo, ficción para todos los gustos. Tomamos el testigo de los lectores de EL PAÍS, que ya han elegido a sus series favoritas del año, para hacer una recopilación con algunos de los títulos imprescindibles de 2015. Como siempre recordamos, las listas son subjetivas y necesiariamente habrá grandes series que se queden fuera por cuestión de espacio y de tiempo para verlo todo. En los comentarios podéis añadir quejas, ruegos y sugerencias. Sin más preámbulos, vamos con las que consideramos las 15 mejores series de 2015.

1 - The Leftovers
Leftovers
Ya lo habíamos avanzado. Vaya segunda temporada que se ha marcado. El primer puesto en esta lista tenía que ser para The Leftovers que, más que una serie, es toda una experiencia emocional. Tras una primera temporada notable que fue de menos a más, la segunda entrega no tiene desperdicio. Además de ser un torbellino de emociones oscuras,The Leftovers ha brillado en todos los aspectos: guion, estético, musical, interpretativo... No ha tenido miedo a saltarse la linealidad narrativa, a mostrar metáforas visuales de complicada interpretación, a jugar con las referencias filosóficas y religiosas, a trabajar a diferentes niveles. The Leftovers no tiene miedo ni siquiera a una tercera y última temporada que tendrá que hacer frente a las altísimas expectativas generadas. Se ha ganado el primer puesto a pulso.
2 - Fargo
Fargo
Fargo ha demostrado que una serie antológica, con temporadas independientes entre sí, con diferentes personajes, diferentes actores y diferentes tramas, puede mantener el nivel de la primera entrega incluso cuando esa primera temporada fue tan buena como la de la serie que nos ocupa. Fiel a su estilo y su estética, los nuevos capítulos de Fargo han viajado a los años setenta para mostrar la lucha encarnizada entre grupos criminales, con algún lobo solitario y los ya clásicos tipos corrientes atrapados por unas peligrosas circunstancias. En Fargo, donde sus responsables miman cada plano, cada imagen, cada secuencia, cada tema musical, nunca sabes con qué te vas a encontrar a continuación. Lo mismo se prepara una gran matanza que aparece un ovni de repente. Y todo con gran respeto por el universo que ella misma ha creado. Sin duda, una de las series del año.
3 - Mad Men
Madmen
La despedida de Mad Men ha dolido y ha dejado un importante hueco en el panorama televisivo. El adiós de Don Draper sabía a fin de una era televisiva. En los últimos siete capítulos, los fieles (no muchos en cantidad, pero sí muy fieles) a Mad Men hemos podido despedirnos uno a uno de unos personajes que hemos dejado más perdidos todavía de como estaban cuando los conocimos. El último capítulo de la serie y, sobre todo, esa imagen de Don Draper meditando y su leve sonrisa como despedida dejó a sus seguidores con una extraña sensación reconfortante para un adiós definitivo. Se te echa de menos, Don.
4 - The Americans
Theamericans
No hizo apenas ruido, pero la tercera temporada de The Americans fue sobresaliente. La serie protagonizada por  una pareja de espías rusos viviendo en suelo estadounidense mezcla historias centradas en sus tareas como agentes con los dilemas personales a los que tienen que hacer frente como pareja y padres. La Guerra Fría en The Americans se cocina a fuego lento. Y la tercera temporada se convirtió en una olla a presión que empezó a tener fugas diversas al quedar al descubierto algunos de los secretos de los protagonistas.
5 - Transparent
Transparent
La segunda temporada de Transparent se ha olvidado de su etiqueta de comedia y ha cedido más espacio al drama mientras que sus personajes siguen recorriendo su propio camino en busca de su identidad. La serie creada por Jill Soloway y protagonizada por Jeffrey Tambor deja una sensación agridulce en el paladar pero su voz, tan personal, sensible y particular, se hace necesaria en un panorama televisivo en el que salirse de la norma se premia por parte de los espectadores y de la crítica. Además del cuidado que hay detrás de esta serie, el resultado vuelve a ser excelente.
6 - Catastrophe
Catastrophe
Esta comedia británica no ha dejado en 2015 una gran temporada, sino dos. Junto a You're the worst (que se queda fuera de esta lista pero por los pelos), Catastrophe es una de las abanderadas de un nuevo estilo de comedias románticas en las que las relaciones de pareja se miran desde un prisma mucho más realista y cercano a las experiencias que puede tener cualquiera, rozando con el antirromanticismo. Si con su primera temporada ya sorprendió gracias a su frescura, naturalidad y la excelente química entre sus protagonistas, la segunda temporada incluso ha superado a la primera tanda de capítulos. Una buena recomendación para un maratón seriéfilo navideño.
7 - Better Call Saul
Bettercallsaul
¿Cómo sacar adelante un spin off de una de las mejores series de la historia y no fracasar en el intento? Better Call Saul lo ha logrado. La serie protagonizada por Bob Odenkirk se aleja lo justo de Breaking Bad como para tener su propia identidad mientras cuenta el pasado del abogado Saul Goodman cuando todavía no era ese su nombre. Para los fans de Breaking Bad, una buena ración de guiños y referencias y la curiosidad de conocer el pasado de algunos de los secundarios de su serie favorita. Para los espectadores que llegan a ella de primeras, una historia que mezcla drama y toques de humor negro con un muy buen protagonista y excelentes secundarios como Jonathan Banks.
8 - Halt and Catch Fire
Hacf
Hay series de las que no se habla apenas y, sin embargo, están en la sombra haciendo grandes cosas. Una de ellas es esta ficción sobre un grupo de pioneros de la informática en el momento en el que los ordenadores personales empezaban a expandirse y en el que Internet estaba dando sus primeros pasos. La segunda temporada, liderada por las mujeres de la serie, Donna y Cameron, dejó algunos de los mejores momentos seriéfilos del verano. La tercera entrega, conseguida cuando ya casi nadie apostaba por que hubiera más capítulos de Halt and Catch Fire, apunta muy alto.
9 - Mr Robot
Mrrobot
Fue una de las sorpresas de la temporada televisiva veraniega, esa que antes era un solar y ahora se reserva algunas de las mejores series del año. Una ficción televisiva sobre el mundo hacker no parece un reto sencillo de afrontar, pero Mr Robot consigue hacer asequible y muy interesante una trama que juega con la visión que su protagonista da a los espectadores de su propia historia. Además de la trama centrada en un grupo de activistas antisistema, Mr Robot destaca en el aspecto visual por su cuidada fotografía y unos planos peculiares marca de la casa. De nuevo, una serie que se sale de la corriente y que destaca gracias a atreverse a innovar.
10 - Veep
Veep
Selina Meyer ha llegado a la presidencia, y ahora le toca lo más complicado, mantenerse ahí. La comedia protagonizada por Julia Louis-Dreyfus ha ido tomando altura según han pasado las temporadas, y en la cuarta ha logrado algunos de los momentos más divertidos del año televisivo. Junto a una gran protagonista, Veep cuenta con un reparto a la altura de las circunstancias, al que en esta temporada se ha sumado Hugh Laurie. Seguramente, muchas veces lo que se vive en los despachos de la Casa Blanca se parezca más al caos que se ve en Veep que el dramatismo e intensidad de House of Cards.
11 - El Ministerio del Tiempo
Ministeriotiempo
No podía faltar en la lista el fenómeno seriéfilo español. Ya se ha dicho prácticamente todo lo que se puede decir sobre la primera temporada de El Ministerio del Tiempo, pero lo repetimos. Merece estar aquí por méritos propios. Por arriesgar, por innovar, por dar un soplo de aire fresco al panorama televisivo nacional y captar para TVE a un tipo de público que raramente se acerca a ver algo en la televisión convencional. La ilusión y el seguimiento que despertó en redes sociales se tradujo en un movimiento fan que pocas veces se había visto en una serie española. Había que atreverse y hacerlo bien. No es fácil, pero a veces se logra. 
12 - American Crime
American_crime
Un puñetazo en el estómago. Una patada donde más duele. American Crime no es fácil de digerir. Pero precisamente por eso es una serie necesaria. Por avivar la conversación y el debate sobre un tema tan peliagudo como el racismo latente en la sociedad. Porque agita conciencias y hace que te remuevas, incómodo, en el sofá mientras estás viendo una cruda historia presidida por choques interraciales. Esta serie antológica (la próxima temporada contará una historia diferente con otros personajes) brilla en parte por lo que cuenta y, en parte, por interpretaciones como las de Felicity Huffman o Regina King.
13 - Juego de tronos
Juegodetronos
Aunque la quinta no ha sido su mejor temporada, es complicado dejar fuera a una superproducción como Juego de tronos. Nadie puede negar que la serie convertida en fenómeno es la que más conversaciones protagoniza y la que más teorías ha generadoeste año gracias a un final en el que pasó de todo, incluida la muerte/no muerte/quién sabe qué (y las vueltas que nos quedan...) de ya sabes quién. La serie lo sabe y se aprovecha de ello, y de que, si todo sigue igual, adelantará definitivamente a los libros cuando empiecen los nuevos capítulos en abril. Ahora todos, lectores y no lectores, estamos en igualdad de condiciones. Que siga la diversión.
14 - Jonathan Strange & Mr Norrell
Jonathanstrange
En el blog tenemos pendiente hacer un repaso a serie británicas del último trimestre de 2015 pero antes, en verano, la BBC estrenó esta serie de fantasía basada en el libro de mismo título, que se ha ganado un hueco en nuestra lista. Su historia nos traslada al siglo XIX de una Inglaterra en la que la magia es una realidad. Mientras que Mr Norrell se propone restaurar la magia, el inexperto Jonathan Strange empieza a poner en práctica unos poderes que desconocía que tenía y que le convertirán en uno de los magos más poderosos del momento. Solo siete capítulos (siguiendo la tradición de las series británicas con temporadas cortas) llenos de fantasía, magia y mucho entretenimiento, porque en televisión hay hueco para todo.
15 - Show Me a Hero
Show-me-a-hero
David Simon ha vuelto a la televisión con una miniserie que cuenta la historia real de Nick Wasicsko, un joven alcalde de Yonkers que pasa de héroe a villano en un abrir y cerrar de ojos. Interpretado por Oscar Isaac, este político se ve atrapado por una orden judicial para construir viviendas protegidas en barrios de clase media con la intención de acabar con la segregación racial (y con la consiguiente oposición de los vecinos). Una historia con vertiente política, social y personal con el sello personal e inconfundible de Simon.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...