Pablo Lorente
 Indulto general La situación distópica se plantea en la película La purga: la noche de las bestias. La cinta no vale mucho, pero plantea algo curioso, la ficción de una sociedad perfecta que un día al año permite que sus ciudadanos hagan lo que se les antoje sin ninguna consecuencia. Ahora trasladamos esta premisa a nuestra España de la corrupción y el cachondeo y nos se traduce en el indulto, esa extraña figura jurídica que todo gobierno se arropa y que genera situaciones cuando menos extrañas (al año se solicitan unos 6000 y se conceden 400, normalmente por delitos menores). Así que vamos a eliminar la hipocresía y vamos a proponer, puestos ya, que cuando nos den el carné de identidad lo acompañen también con un indulto. No sé, vamos a suponer que un día se nos pasa por la cabeza dar un palo a un banco para ponernos una casa como Dios manda en Samper o en Formigal. Pues nada, como el carné por puntos, uso mi indultito y listo. De esta manera nos ahorraríamos el paripé de muchos cantamañanas, sobre todo nuestros queridos amigos políticos, que una vez condenados en firme piden el indulto para no evitar ir a prisión. Algunos alegan, con lógica aplastante, que la prisión no los va a reinsertar en la sociedad. Y es que tienen razón, ya estaban en la sociedad, dirigiéndola nada más y nada menos, así que ¿de qué nos va a servir que vayan a la cárcel? Ahí está, por ejemplo, el bueno de Matas, condenado a 9 meses por tráfico de influencias y cohecho, nada, unos 40.000 eurillos esto último. Ortega Cano también está en las mismas; condenado a dos años y medio por un “accidentillo” de ná. Del Nido está recogiendo firmas para pedir el indulto, condenado a 7 años por trincar unos tres millones de euros del Ayuntamiento de Marbella, y fíjate si estaba imbuido en la sociedad, presidente de un club de fútbol que era y todo. Así que nada, vamos a pedir el indulto general y aquí borrón y cuenta nueva, vamos a vivir que son dos días. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario