miércoles, 26 de febrero de 2014

THE SHIELD: LA SERIE

THE SHIELD (AL MARGEN DE LA LEY) (Shawn Ryan, EE.UU., FX Networks, 2002)
La serie es ya un poco antigua pero tengo el convencimiento de que esta producción abrió muchos caminos para comprender las series tal y como hoy lo hacemos, si bien algunos especialistas señalan la producción Alias o Los Soprano como las primeras en transformar este producto.
En principio nada del otro mundo, un equipo especial de luchas anti bandas comandadas por Vic Mackey (Michael Chiklis) en la ciudad de Los Ángeles. Así que podría tratarse de otra serie policiaca más donde va a haber malos muy malos y policías muy buenos que se van a jugar la vida por “protect and serve” como Golden Boy, por citar una reciente. Y sin embargo, nada más lejos de la realidad porque en realidad, este grupo de policías, cinco hombres, son policías corruptos.
A lo largo de las cinco temporadas que podemos disfrutar observamos la deriva fatalista que los hechos van a tomar. Hablaba de apertura de caminos, uno de ellos es el del realismo o, en términos literarios, podemos hablar de “realismo sucio”, que es una corriente literaria surgida en Norteamérica y cuya definición resulta algo polémica. En lo más insustancial, hace hincapié en lo más cotidiano y oscuro del ser humano. En la ficción que nos ocupa, este realismo sucio tiene su vertiente más escabrosa en muy distintas imágenes que se topan al desarrollar su trabajo, a pesar de que en muchos momentos los policías demuestran tener alma al ayudar a los seres más desvalidos: yonkis, prostitutas…
Otro de los hechos llamativos de esta producción es que fue una de las primeras series que contó con primeras espadas del mundo del cine. En la cuarta temporada y como teniente de la comisaria donde este grupo presta servicio, podemos ver a la actriz Glenn Close, lo que supone una revolución en las producciones televisivas, que parecen de esta manera, llamar la atención sobre su importancia. Siguiendo esta línea, en la quinta temporada, podemos ver a Forrest Whitaker interpretando el papel de un agente de asuntos internos que intenta investigar al equipo especial.        

Con un ritmo trepidante, la sucesión de escenas en ocasiones duras, el justo equilibrio entre acción, intriga y problemas personales, que también los hay, es una serie brillante que además deparará no pocas sorpresas, muchas de ellas provenientes del espíritu clásico de la tragedia. Me refiero, sobre todo, a una de las escenas más duras, crueles y patéticas –en sentido literario— de la historia reciente de las series, el asesinato de uno de los miembros de la banda por parte de sus propios amigos. 

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