lunes, 8 de octubre de 2012

MOTORLAND Y LA MUERTE



Queridos amigos, con este artículo doy por iniciada la sección de opinión que espero tenga una cierta periodicidad. Espero que sea de vuestro interés.

MOTORLAND Y LA MUERTE

“Motorland” es el circuito de carreras de Moto GP situado en la magna ciudad de Alcañiz, en la provincia de Teruel, España. Se celebra el gran premio este fin de semana de septiembre, llueve y va a llover -en esta zona casi nunca llueve-, y la muerte se respira en el ambiente. Mucho más otras cosas, como la excitación, el olor a goma quemada –aunque sea virtual-, el aroma de la gasolina, la fiesta y, sobre todo, el movimiento de cientos o miles de personas que llegan a la ciudad para disfrutar este fin de semana del ruido de los motores y la emoción de las vueltas infinitas.
Durante este fin de semana un buen número de pilotos escoltados por legiones de técnicos, mecánicos, políticos y señoritas estupendas porta-paraguas van a poner en marcha, una vez más, ese enorme espectáculo que es, en último término, un juego con la muerte.
Fumar, escalar el Everest, hacer puenting, conducir rápido y un sinfín de actividades más están relacionadas con un término psicológico de lo más curioso aunque quizá superado, no soy especialista: “la pulsión de muerte”. La explicación que me doy es que el ser humano suele coquetear con la muerte, en términos más finos, asume riesgos. De tal forma, conducir un turismo a más de 120 km. por hora es una tentativa de suicidio, frecuente por otra parte; no ponerse el cinturón de seguridad es una prueba de estupidez y convertir una carretera cualquiera en un circuito de velocidad es un intento convencido de pasar a los anales de la estadística de la DGT.
Estos días he tenido oportunidad de visitar el paddock del circuito, decenas de profesionales conducen motos dentro del circuito sin casco, para eso son profesionales, ¿verdad? Mientras tanto, los miembros de la asociación AESLEME (estudio de la lesión medular espinal) a los que acompañaba y que en estos días van a trabajar desinteresadamente intentando educar al personal que acuda al circuito, criticaban que no llevaran cascos, que se condujera con un móvil en la mano o que niños dirigieran motos que la ley no les prohíbe tocar.
En estos días, la muerte toma vida y se monta en moto, los profesionales retarán en un circuito las leyes de la física. Los demás, lo que deberíamos hacer cada día al ponernos en marcha es desbaratar una vez más la muerte, al fin y al cabo, lo que he aprendido estos días, es que puede haber cosas peores que morir.

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