El incombustible Fernando Sarria publica un nuevo poemario con la editorial Eclipsados.
En su trayectoria, destaca haber obtenido el 2º Premio de Poesía Delegación del Gobierno de Aragón con El alhaquín (Acqua, Zaragoza, 2009), ha publicado además El error de las hormigas (Eclipsados, Zaragoza, 2008). Es además un blogero empedernido, en sus múltiples blogs podemos leer una buena cantidad de poemas. Nos informa de que:
El próximo día 19 de Enero a las 19.30 presentamos el libro en la Fnac de Pza. de España de Zaragoza.
Estarán conmigo en la presentación, el editor, Nacho Escuin, Alfredo Saldaña, poeta y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza y Alfredo Moreno, hombre-cine, autor del blog 39 escalones.
Os espero a todos los que podáis venir.
Un poema del autor:
Después llegaron las lluvias:
lo interminable.
Nada trae este viento, salvo el recurso a la lejanía,
un silencio rebosado, recóndito,
o entre mis manos sólo la austera sabiduría de perderte.
Suzanne lo llena de enredaderas moradas.
Su voz se lleva todo,
crece en el muro donde todavía se conserva el calor,
algo debe tener el amor cuando lo buscan,
algo debe sujetar esta bendita lluvia y su torrente.
Despiertas en medio de la oscuridad y te olvidas del verano,
todas las sensaciones son dúctiles por naturaleza,
el armiño es gris y en las nubes crecen frondas de espera.
Suena la llamada para el Orient Express,
evoca viajes de Venecia a Praga,
ese rail de sueños que será como el mapa de Europa
mientras nada separe nuestros labios.
Crece un fuego de astros silenciosos,
Suzanne, Suzanne,
¿dónde hemos perdido el anhelo de querernos?
Tomemos un barco desde ese muelle sin futuro,
partamos a Istambul, sin mirar atrás,
¡que lejos queda esa noche de S.Juan,
esa fuga ardiente junto al mar!…
No me importa el dolor de tus ausencias,
sé que tu amor vale dinero,
toma de mi cartera los últimos billetes,
he emprendido este viaje sólo para amarte.
lo interminable.
Nada trae este viento, salvo el recurso a la lejanía,
un silencio rebosado, recóndito,
o entre mis manos sólo la austera sabiduría de perderte.
Suzanne lo llena de enredaderas moradas.
Su voz se lleva todo,
crece en el muro donde todavía se conserva el calor,
algo debe tener el amor cuando lo buscan,
algo debe sujetar esta bendita lluvia y su torrente.
Despiertas en medio de la oscuridad y te olvidas del verano,
todas las sensaciones son dúctiles por naturaleza,
el armiño es gris y en las nubes crecen frondas de espera.
Suena la llamada para el Orient Express,
evoca viajes de Venecia a Praga,
ese rail de sueños que será como el mapa de Europa
mientras nada separe nuestros labios.
Crece un fuego de astros silenciosos,
Suzanne, Suzanne,
¿dónde hemos perdido el anhelo de querernos?
Tomemos un barco desde ese muelle sin futuro,
partamos a Istambul, sin mirar atrás,
¡que lejos queda esa noche de S.Juan,
esa fuga ardiente junto al mar!…
No me importa el dolor de tus ausencias,
sé que tu amor vale dinero,
toma de mi cartera los últimos billetes,
he emprendido este viaje sólo para amarte.
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