Suits es una de esas series cómodas de ver: superabogados de un bufete de Manhattan -mundo elitista y gente guapa con mucha pasta- que van resolviendo casos como por arte de magia. Como telón de fondo una trama que recorre toda la serie.
El protagonista principal, Mike Ross, es un chico que al principio vive al margen de la ley. Su don es recordar todo lo que lee, así que se dedica a pasar el examen de acceso para ejercer la abogacía a todo aquel que requiera sus servicios.
Su mejor amigo Trevor trapichea con marihuana, Mike entra en el negocio pero su inteligencia -es una de esas series que yo llamo de inteligencia, es decir, un tipo la mar de listo al tipo House, o lo que es lo mismo, al modo Sherlock Holmes- hace que no caiga en la trampa que la policía había organizado en una entrega importante.
Mientras escapa se topa con Harvey Specter (un tío que nunca pierde un caso y que es más chulo que un ocho) a quien impresiona por su prodigiosa memoria. A pesar de que Mike no puede ejercer como abogado lo contrata en el bufete, arriesgando así su propia carrera.
A partir de este momento comienzan los casos, también los problemas pues se debe mantener el secreto de Mike a salvo, las tramas de amoríos que nunca pueden faltar y la trama secundaria que da coherencia a la serie: uno de los fundadores de la compañía, expulsado de ella por robar dinero, intenta por todos los medios hacerse con el poder de la misma tras pasar una larga temporada fuera de ese mundo.
En definitiva, una serie entretenida, con unos personajes bastante logrados pero que ahí se queda, una serie más de abogados.
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